Condicionado por el mantenimiento de dos de las ocho antiguas viviendas para profesores, se trata de una edificación que mantiene la volumetría de las seis viviendas demolidas. Se trata de un contenedor para dos usos bien diferenciados. En planta baja se sitúa la guardería, muy abierta, transparente, a la que se incorpora el patio posterior a las aulas, mientras, el pasillo de distribución interior se funde con el espacio de acceso permitiendo la relación entre los padres y los niños. Se prima la intensidad cromática que permita por un lado lecturas básicas de funcionamiento del edificio para los niños y por otro un tratamiento estético atractivo para estos. La ludoteca se sitúa en la planta superior, se plantea a modo de desván al que subir a leer y a jugar, más cerrada y con un planteamiento lúdico de la situación de los huecos que permite el control de la luz y una relación con el exterior controlada. El grafismo descontextualizado se utiliza como recurso estético. Exteriormente el edificio refleja esta idea de caja cerrada superior, en el que los vidrios se funden con la piel del edificio, mientras que huecos situados de forma aleatoria perforan la caja. La parte inferior es de vidrios en que el color cobra un gran protagonismo.