Centro de Supercomputación de Galicia en Santiago
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Fecha — 2008
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Promotor — Fundación CESGA
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Autores — Angel Cid y Jose Santos
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Colaboradores — Silvia Diz, María Rodríguez y Alfonso Castro, arquitectos.
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Superficie (m2) — 23.629,05
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Presupuesto (€) — 17.237.734
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Entendemos el edificio para la sede del CESGA como un edificio emblemático en el entorno de una Galicia que quiere colocarse en la vanguardia del desarrollo tecnológico; un edificio acorde a un enorme esfuerzo de inversión en áreas de investigación en las que en este momento Galicia ya es referencial en el contexto del Estado Español. Por este motivo planteamos un edificio con una identidad muy marcada, basada principalmente en su configuración morfológica, concebida desde dos perspectivas muy diferenciadas.
En primer lugar, el edificio está concebido desde el puesto de trabajo de cualquiera de los investigadores y trabajadores de este Centro; porque queremos que puedan disfrutar de las mejores condiciones de iluminación y ventilación, así como de las vistas que el solar ofrece de las laderas del valle del río Sar.Por otra parte el edificio está pensado para ser elemento de referencia en el paisaje que se observa desde las tramas viarias que se acercan a la ciudad en esta zona: la AP-9 y la autopista del aeropuerto principalmente. Su enclave entre el actual polígono industrial en desarrollo y el futuro Parque Tecnológico de Santiago, rodeará al edificio de una sucesión de piezas de tamaños y orientaciones diversos, pero fundamentalmente prismáticas.
Por esto proponemos un edificio de cubiertas continuas, como enormes envolventes longitudinales sin planos horizontales ni verticales, que llegan hasta el suelo y bajo las que se cobija la actividad. Se trata de tres crujías longitudinales tangentes, que se separan configurando entre ellos espacios abiertos por los que respiran todas sus dependencias. Por contra, las fachadas longitudinales serán fragmentadas y diversas; un plano vertical quebrado y retranqueado respecto a la cubierta, mosaico de vidrios, lamas verticales y horizontales, rejillas, y paños ciegos, y recorrido por planos horizontales de balcones y pasarelas. Frente a la corteza ciega y continua de las cubiertas, las fachadas longitudinales serán las administradoras estrictas y precisas de la relación adecuada en cada situación entre el interior y el exterior. Habrá vidrio suficiente para permitir la mejor luminosidad y las mejores vistas, pero estará protegido con planos horizontales y lamas verticales que permitan ajustar la luminosidad y la ganancia térmica en función del soleamiento y las condiciones exteriores.