Este proyecto se planteó para alojar en un mismo edificio 2 usos completamente independientes: por un lado se trata de un “punto de encuentro familiar”, destinado a colaborar en la gestión del intercambio de los hijos de parejas separadas con problemas. Por otro lado, se trata de un “centro integral de menores” cuya actividad irá desde servir de Centro de Día para menores, hasta servir de alojamiento transitorio para menores problemáticos. Ambos usos son completamente independientes y solo comparten algunas infraestructuras básicas.
Se plantea un edificio que se ajusta a sus alineaciones con el objeto de liberar espacio en el interior de la parcela. Cada uso se sitúa en un nivel diferente lo que les permite garantizar la independencia entre ambos. Los dos se abren al Sur y a las colinas de la Ciudad de la Cultura a través de sendos patios. Una fachada de hormigón y lamas verticales de aluminio configura una piel continua e integradora, filtro imprescindible en la delicada relación de estos usos con el exterior.